ANIMALES
Los animales son parte esencial de nuestro planeta: descubre sus características, clasificación, tipos de alimentación y la relación que mantienen con los seres humanos.
¿Qué son los animales?
Desde una perspectiva biológica, los animales son organismos eucariotas, pluricelulares y heterótrofos, pertenecientes al reino Animalia. Esto significa que sus células tienen un núcleo definido, forman tejidos y órganos complejos, y necesitan alimentarse de materia orgánica obtenida de otros seres vivos. A diferencia de las plantas, los animales no realizan fotosíntesis ni tienen cloroplastos, por lo que no pueden producir su propio alimento. Tampoco poseen pared celular rígida en sus células, sino membranas flexibles que les otorgan mayor movilidad celular.
Otra característica esencial es su capacidad de movimiento voluntario: la mayoría de animales pueden desplazarse por iniciativa propia en alguna etapa de su vida. Además, casi todos presentan algún grado de simetría corporal, salvo grupos muy primitivos como las esponjas. Por lo general, los animales se reproducen sexualmente, lo que favorece la variabilidad genética; aunque ciertos animales también pueden reproducirse de forma asexual. En resumen, los animales se distinguen por su capacidad de movimiento, su modo de obtener energía consumiendo organismos y su complejidad estructural.
Características generales de los animales
Las principales características generales que comparten los animales son:
- Eucariotas y pluricelulares: cuerpos formados por múltiples células con núcleo definido, organizadas en tejidos y órganos complejos.
- Sin pared celular ni cloroplastos: no realizan fotosíntesis y obtienen energía de otros seres vivos.
- Nutrición heterótrofa: se alimentan de materia orgánica proveniente de otros organismos.
- Metabolismo aerobio: requieren oxígeno para liberar energía de los alimentos.
- Movilidad: capacidad de desplazamiento voluntario, ya sea nadando, volando o caminando.
- Reproducción sexual predominante: generalmente mediante unión de gametos, aunque existen casos de reproducción asexual.
- Colágeno y tejidos especializados: estructuras corporales sostenidas por proteínas como el colágeno.
- Simetría corporal definida: en su mayoría bilateral, aunque algunos presentan simetría radial o carecen de simetría.
Estas características generales permiten distinguir a los animales de otros reinos de seres vivos. No obstante, dada la enorme variedad del reino animal, siempre existen excepciones o gradaciones en cada rasgo (por ejemplo, animales que han perdido la movilidad en su fase adulta, organismos con reproducción inusual, etc.). Aun así, todo animal es un organismo multicelular que, en mayor o menor medida, reúne los puntos anteriores y forma parte de la riqueza de la vida animal en nuestro planeta.
Animales vertebrados e invertebrados
Una forma amplia de clasificar a todos los animales es atendiendo a la presencia o ausencia de columna vertebral y esqueleto interno. Según este criterio, el reino animal se divide en dos grandes grupos:
- Animales vertebrados: son aquellos que sí poseen un esqueleto interno óseo o cartilaginoso, con una columna vertebral segmentada en vértebras y un cráneo que protege el cerebro. Este endoesqueleto sirve de soporte interno y permite cuerpos de mayor tamaño. Los vertebrados suelen tener el cuerpo organizado en cabeza, tronco y extremidades, con sistemas de órganos bien desarrollados. Ejemplos: todos los mamíferos, las aves, los reptiles, los anfibios y los peces son vertebrados. Es decir, animales tan diferentes como un perro, un ser humano, un cocodrilo, una rana o un tiburón pertenecen a este mismo grupo.
- Animales invertebrados: son los animales que no tienen columna vertebral ni esqueleto interno. En muchos casos, su cuerpo está sostenido por otras estructuras; por ejemplo, algunos poseen un exoesqueleto externo duro a modo de armadura (como los insectos y artrópodos, con cutícula de quitina), o concha calcárea (como caracoles y moluscos). Otros invertebrados carecen de partes duras y tienen cuerpos blandos o gelatinosos (como las medusas o lombrices). Los invertebrados tienden a ser evolutivamente más antiguos que los vertebrados, abarcando la gran mayoría de especies animales. Suelen ser de reproducción ovípara y en general de menor tamaño que los vertebrados. Ejemplos: incluyen a los insectos, los artrópodos como las arañas y escorpiones, los moluscos, los cnidarios (medusas, corales), los anélidos y los equinodermos, entre muchos otros. La variedad de formas entre los invertebrados es enorme, desde microscópicos protozoos hasta calamares gigantes.
Los vertebrados representan solo una pequeña porción de todos los animales conocidos (de todas las especies animales descritas, más del 95% son invertebrados). Sin embargo, tendemos a conocer mejor a los vertebrados por ser generalmente más grandes y cercanos a nosotros. Los invertebrados, aunque menos visibles, conforman el grupo más numeroso y diverso del reino animal.

Animales domésticos y animales salvajes
Otra clasificación común atiende a la relación de los animales con el ser humano y su grado de domesticación. Según esto, distinguimos entre:
Animales salvajes: son aquellos que viven en libertad en la naturaleza y no han sido domesticados por el ser humano. No están acostumbrados al contacto humano ni dependen de las personas para sobrevivir. Sus comportamientos siguen sus instintos naturales: pueden huir o mostrarse agresivos ante la presencia humana, ya que no la reconocen como algo familiar. Habitan ecosistemas naturales (bosques, selvas, océanos, montañas, etc.) donde obtienen su alimento y refugio sin intervención humana. Ejemplos: un lobo o un león en su hábitat natural son salvajes, al igual que una ballena azul en el océano, un águila en las montañas, un rinoceronte en la sabana o una serpiente en la jungla. Todos ellos subsisten por sus propios medios en el medio silvestre.
Animales domésticos: son aquellos que han sido domesticados por el ser humano a lo largo de generaciones, adaptándose a vivir en entornos humanos. Estos animales suelen depender en cierta medida de las personas para su alimentación, cuidado o reproducción, y han visto modificadas algunas de sus conductas naturales. Dentro de este grupo están tanto los animales de compañía o mascotas que conviven en el hogar (como el perro, el gato, algunos pájaros, hámsters, etc.), como los animales de granja o de corral que el hombre cría con fines productivos (vacas, ovejas, gallinas, caballos, etc.). También se incluyen animales domesticados para trabajo o transporte (por ejemplo, el burro, el buey) y especies amaestradas para espectáculos. Ejemplos: el perro y el gato (mascotas típicas), la vaca, la oveja y la gallina, el caballo, el cerdo, la paloma urbana, e incluso peces y tortugas que se crían en acuarios domésticos. Todos estos son animales domésticos que viven en estrecha asociación con los humanos.
Los procesos de domesticación han ocurrido durante miles de años, mediante la crianza selectiva de individuos más dóciles o útiles para ciertas tareas. Como resultado, muchos animales domésticos presentan diferencias significativas respecto a sus ancestros salvajes. Aun así, los animales salvajes continúan siendo fundamentales para los ecosistemas naturales, mientras que los domésticos dependen de la civilización humana. Es importante recordar que un animal doméstico que regresa a la vida salvajçe suele enfrentarse a muchas dificultades, y viceversa, un animal salvaje no suele adaptarse al cautiverio sin un proceso de habituación.
Animales carnívoros, herbívoros y omnívoros
Según su dieta o alimentación, los animales pueden clasificarse en tres grandes categorías:
Animales carnívoros: son aquellos cuya alimentación se basa principalmente en la carne de otros animales. Sus dietas están compuestas de tejido animal, ya sea cazando presas vivas o aprovechando cadáveres. Dentro de los carnívoros encontramos depredadores (cazan, matan y devoran a sus presas) y carroñeros (se alimentan de animales ya muertos). Estos animales suelen poseer adaptaciones para la caza y el consumo de carne: por ejemplo, dientes afilados o garras para desgarrar, picos ganchudos en aves rapaces, venenos en serpientes, sistemas digestivos cortos acordes a proteínas de fácil digestión, etc. Ejemplos: el león, el tigre, el lobo, el cocodrilo, las águilas y halcones, los tiburones, y muchas serpientes son carnívoros. También lo son animales más pequeños como las arañas o las mantis religiosas.
Animales herbívoros: son aquellos que se alimentan principalmente de plantas, algas o vegetales y hongos. Su dieta es casi exclusivamente vegetal, por lo que han desarrollado adaptaciones para procesar esta materia, que suele ser más difícil de digerir: por ejemplo, dientes planos y anchos, denominados molares, para moler las plantas, mandíbulas que realizan movimientos de masticación lateral, y en muchos casos sistemas digestivos más largos o compartimentados para fermentar y extraer nutrientes de la fibra vegetal. Algunos herbívoros también pueden aprovechar hongos o incluso llegar a comer insectos ocasionalmente, pero su fuente principal de energía son las plantas. Ejemplos: el elefante, la vaca, el caballo, la oveja, la liebre, el gorila, la jirafa, e incluso muchos insectos como los saltamontes o las orugas son herbívoros. También lo son especies como el rinoceronte o el búfalo, que pastan hierba, y animales marinos como el manatí, un mamífero que se alimenta de plantas acuáticas.
- Animales omnívoros: son aquellos de dieta mixta o variada, que pueden comer tanto materia vegetal como animal. Los omnívoros se adaptan a la disponibilidad de alimentos en su entorno, aprovechando recursos de origen diferente. Anatómicamente suelen presentar una combinación de rasgos de carnívoros y herbívoros: dentadura con incisivos y colmillos moderadamente desarrollados para desgarrar, junto a molares planos para moler; un sistema digestivo de longitud intermedia, etc.. Este tipo de dieta ofrece flexibilidad, ya que pueden alternar entre comer frutos, semillas, raíces, y cazar o carroñear pequeños animales según la ocasión. Ejemplos: el ser humano es omnívoro, igual que nuestros parientes cercanos los chimpancés. Otros mamíferos omnívoros son el cerdo, el oso, el zorro, la rata y ciertos marsupiales como algunas zarigüeyas. Entre las aves, varios córvidos como los cuervos y urracas pertenecen también a esta categoría, comiendo desde granos hasta insectos o pequeños vertebrados.
Esta clasificación no siempre es absoluta: existen animales con dietas muy especializadas (por ejemplo, insectívoros que solo comen insectos, frugívoros que solo comen frutos, nectarívoros que liban néctar, etc.), pero en términos generales casi todos encajan en carnívoros, herbívoros u omnívoros. La dieta de una especie influye de manera notable en su papel ecológico: los carnívoros suelen ser depredadores ubicados en lo más alto de la cadena alimenticia o controladores de poblaciones, los herbívoros actúan como consumidores primarios de la vegetación, y los omnívoros pueden ocupar nichos intermedios y ayudar a conectar cadenas alimentarias al consumir tanto plantas como otros animales.
Animales acuáticos, terrestres y aéreos
También podemos clasificar a los animales según el medio en el que viven o su hábitat principal:
Animales acuáticos: son los que viven en el agua durante la mayor parte de sus vidas, ya sea en ambientes marinos o en aguas dulces. Han desarrollado adaptaciones para nadar, respirar y alimentarse en el medio acuático. Por ejemplo, muchos animales poseen branquias para extraer oxígeno del agua, cuerpos hidrodinámicos para desplazarse con menor resistencia, extremidades transformadas en aletas o propulsión a chorro e incluso pieles impermeables o con mucosas protectoras. Ejemplos: los peces son el grupo acuático por excelencia, desde un pequeño pez dorado de acuario hasta un gran tiburón blanco. También son acuáticos los moluscos marinos (pulpos, calamares, almejas), los cnidarios (medusas, corales), los mamíferos marinos como la ballena o el delfín, los anfibios en su etapa larvaria (renacuajos) y multitud de invertebrados como estrellas de mar, erizos, crustáceos y esponjas. Algunos reptiles como las tortugas marinas y serpientes marinas pasan casi todo su tiempo en el agua.
Animales terrestres: son los que habitan principalmente en la tierra firme, es decir, en ambientes terrestres como bosques, desiertos, montañas, sabanas, e incluso zonas urbanas. Respiran oxígeno, generalmente mediante pulmones o tráqueas en el caso de insectos, y se desplazan caminando, saltando o reptando. Sus cuerpos están adaptados a la gravedad y a la locomoción en suelo sólido: extremidades robustas en muchos casos, esqueletos fuertes para soportar su peso fuera del agua y pieles o cubiertas que evitan la desecación. Ejemplos: prácticamente todos los mamíferos (exceptuando los marinos) son terrestres: un león en la sabana, un oso polar o una vaca en el campo son animales terrestres. Muchas aves también lo son en cuanto a que anidan o se alimentan en tierra. La mayoría de reptiles son terrestres, al igual que anfibios adultos y un sinnúmero de invertebrados como insectos, arácnidos, miriápodos y gusanos de tierra.
- Animales aéreos: en sentido estricto, no existen animales que vivan permanentemente en el aire, pero sí podemos clasificar como animales aéreos o de hábito volador a aquellos capaces de volar y que pasan gran parte de su tiempo en el aire. Este grupo incluye principalmente a las aves, los únicos animales con plumas y muchas adaptadas totalmente al vuelo. También incluye a la mayoría de los insectos adultos, que poseen alas, y a los únicos mamíferos capaces de realizar un vuelo activo: los murciélagos. Los animales aéreos presentan adaptaciones especiales para volar: alas, cuerpos ligeros y aerodinámicos, huesos huecos en las aves para reducir peso, alta capacidad pulmonar y metabólica para sostener el esfuerzo del vuelo, etc. Ejemplos: un águila planeando en las corrientes de aire, un murciélago cazando insectos nocturnos, una mariposa revoloteando entre flores, o una paloma en la ciudad volando de un tejado a otro. Todos ellos son considerados animales aéreos por su habilidad de surcar el aire. Cabe mencionar que muchos animales aéreos también son terrestres en otras facetas (por ejemplo, anidan o se alimentan en tierra), pero esta categoría destaca su capacidad de desplazamiento aéreo.
Existen animales que pueden encajar en más de un tipo de hábitat. Por ejemplo, los anfibios combinan vida acuática (cuando son jóvenes o para reproducirse) con vida terrestre (como adultos), y algunos reptiles como cocodrilos son a la vez acuáticos y terrestres. Del mismo modo, ciertas aves marinas pasan la mayor parte del tiempo volando sobre el océano y descansan en tierra. Estas clasificaciones por hábitat son flexibles, pero nos ayudan a entender las adaptaciones que poseen los animales para prosperar en cada medio.

En conclusión, el reino animal abarca una inmensa diversidad de formas de vida, desde microscópicos invertebrados hasta gigantescos vertebrados. Hemos visto que los animales se pueden describir por sus características comunes y también clasificar desde distintos criterios: por su estructura corporal (vertebrados/invertebrados), por su relación con el ser humano (salvajes/domésticos), por su alimentación (carnívoros/herbívoros/omnívoros) o por su hábitat (acuáticos/terrestres/aéreos), entre otros. Cada especie animal ocupa un lugar en los ecosistemas y desempeña un rol en el equilibrio de la naturaleza. Conocer esta variedad y entender cómo se organizan los animales nos permite apreciar mejor la riqueza de la fauna mundial y la importancia de conservarla. Los animales, en todas sus formas, resultan fascinantes y esenciales para la vida en la Tierra, constituyendo uno de los pilares fundamentales de la biodiversidad del planeta.